domingo, 27 de septiembre de 2009

La Santa Espina

La obra de Juan de Mesa destila un tormento interior, el saber que estaba enfermo y que no va a tener demasiado tiempo para dar vida a la madera con toda la creatividad que rondaba por su cabeza. Posiblemente, parte de la honda desazón que atenaza al maestro, podría encontrarse en la imposibilidad de no tener hijos. Sobre la espina, hay cierta hipótesis que es la siguiente: Juan de Mesa era vecino de la collación de San Martín, pues había establecido su domicilio y taller muy cerca del templo.

En dicho templo, la hermandad Sacramental de San Martín rendía culto a la Santa Espina, hoy en día en poder de la cofradía del Valle y que procesiona todos los Jueves Santos... Juan de Mesa era conocedor de la hermandad. A esta Espina se encomedaban y adoraban todas las mujeres estériles que rezaban en pro de procrear, por eso no es de extrañar que María, su mujer, acudiera a suplicar.


Juan de Mesa, convierte en sus obras cristíferas, una auténtica oración para implorar que su mujer quedara encinta, la espina que atraviesa la oreja del Señor del Gran Poder o la que atraviesa las cejas de sus crucificados, es la misma que causa gran dolor en el maestro que se vuelca con su obra. Al concluir su última obra, el grupo escultórico de las Angustias de Córdoba, Mesa puso en manos de esta Piedad una espina de la corona de Cristo.



Mesa por tanto, sería devoto de la Santa Espina de San Martín y por ello la plasmaba en todas y cada una de sus obras.

1 comentario:

E.M.López dijo...

Alaaaaa!!! De nuevo me sorprendes... jejeje. Me habia dado cuenta d lo de las espinas en las obras de Mesa pero no sabía el por qué. Ningún día se acuesta una sin aprender algo nuevo...

SALUDos y bss.