martes, 27 de marzo de 2012

Ser costalero...

A continuación os dejo un fragmento de la II Exaltación al Stmo Cristo de la Salud, realizada por un servidor, concretamente traigo la referencia al mundo de las trabajaderas, costales...


[...] Desde aquel día tengo un nuevo sentimiento dentro de mí. Sentimiento costalero, porque una cosa os quiero decir, ser costalero es lo más grande que hay en esta vida, al menos para mí, es mucho más que meterse debajo de un paso, eso lo podría hacer cualquiera.

Para ser buen costalero, primero hay que ser buena persona. Además de sacrificio, humildad afición, dedicación, espíritu, honestidad… y un poco de fuerza. Eso es lo que todo buen costalero necesita.

Hablando del buen costalero… no puedo evitar mencionar en breves líneas el Domingo de Ramos de este 2011, porque hay una joven hermandad que está llena de buenos costaleros. Y he tenido la suerte de poder formar parte de esta gran cuadrilla, de ese grupo de jóvenes que tienen el honor de abrir nuestra Semana Santa, hablo de esos costaleros que llevan escrito con letras de oro, “Costaleros de la Borriquilla”.

Algunos de vosotros estáis hoy aquí presentes quería daros las gracias por el acogimiento que me disteis y por hacerme sentir un borriquillo más desde el primer momento. Y tranquilos que solo nos faltan siete lunas para volver a pasear “al Moreno” por nuestras calles.

Mucha gente al que le cuentas en qué consiste eso de ser costalero te toma por loco, pero quien de verdad te conoce, aunque no lo entienda ni lo comparta, solo con verte las ganas y la ilusión lo acepta.

Por difícil que sea voy a intentar explicaros cuales son los verdaderos motivos que te llevan a meterte bajo un paso. Y para ello tomare unas palabras que decía en su día el Arzobispo de Sevilla, Monseñor Asenjo… “Quizás la pregunta no sea porque te haces costalero, sino por qué él Señor o su Bendita Madre te ha elegido a ti y te ha puesto en el corazón el deseo y la necesidad de ser costalero”.

Lo que para muchos puede parecer una locura para la gente que se pone o se ha puesto alguna vez bajo un paso es algo inolvidable y que no cambiarias por nada, ya que lo que se vive y siente debajo del paso es algo tan bonito que para mí es algo que no se puede explicar con palabras. Ser costalero es sin duda, un privilegio que nos da Dios y por eso hay que hacerlo con muchísima Fe para poder llegar a sentir la caricia del Señor.

Puedes explicar lo que pasas físicamente, el dolor o el sufrimiento, pero no lo que siente el corazón.

Las personas que trabajan juntas bajo un paso deben convertirse en algo más que amigos, en auténticos hermanos del que necesitan uno del otro para llevar esa labor tan hermosa como es pasear al Señor o a María Santísima. No hay que darle muchas vueltas a la noria porque lo costaleros lo son, o mejor dicho, lo somos porque Dios así lo ha querido.

Entre nosotros, ¿hay sonido más hermoso que el rachear de un paso, la llamada de un capataz o el abrazo de un compañero?

A todos los que hoy estáis aquí os digo… Que Dios bendiga a los que como yo, somos los pies de Dios por las calles de Alcalá. [...]

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