La sangre de su divino costado era recogida por un angelito en un cáliz.

Una cruz y la viva luz de las antorchas abrían el camino del Vía-Crucis.

Llevado en todo momento por sus devotos ya fuesen hermanos o no.

La Iglesia Mayor Abacial volvería a sentir esa religiosidad de antaño y no estaría tan vacía como siempre.

Por los aledaños de la mota lo descendieron hasta su casa.

Una cruz y la viva luz de las antorchas abrían el camino del Vía-Crucis.
Llevado en todo momento por sus devotos ya fuesen hermanos o no.
La Iglesia Mayor Abacial volvería a sentir esa religiosidad de antaño y no estaría tan vacía como siempre.
Por los aledaños de la mota lo descendieron hasta su casa.
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